El padre Peter Yang Pai Te, sacerdote católico, sabio taoísta, médico y empresario, pionero de la restauración china y de la enseñanza del Tai Chi y el Chi Kung en España, sigue proclamando que la respiración lleva a la felicidad y nos acerca a Dios y al Tao. Y advierte: "todos los caminos llevan a Roma, pero si no das el primer paso no llegarás nunca".
Núria Leonelli: El sector español del Tai Chi Chuan le considera un referente en la introducción de esta disciplina en España, pero a veces se olvida que también fue un pionero del Chi Kung. En su opera prima, Taichi, equilibrio y armonía para todas las edades, publicada en 1978, ya dedicaba varias páginas a la respiración pulmonar, cutánea e incluso fetal o embrionaria. ¿Nos puede hablar de su método de respiración "fresquito-calorcito"?
La clave está en tomar conciencia del aire que se respira. Es muy fácil, sólo hay que sentir el aire fresco, "fresquito", que se inspira y el aire cálido, “calentito”, que se espira por la nariz. Es como una ventana abierta, siempre hay un contraste entre la temperatura del cuerpo y la del medio ambiente. Al principio cuesta sentirla porque la mente está dispersa. Hay que prestar atención a la respiración, especialmente en la zona del entrecejo, pero sin tensión, hay que absorber pero sin distraerse, contemplar con los cincos sentidos y realizar el movimiento respiratorio sin esfuerzo. Habitualmente se practica durante media hora al día. Al cabo de varias semanas se puede observar que hay un número de respiraciones que se repite o se asemeja, por lo que se convierte en una especie de termómetro que mide el estado de tranquilidad. Si aumenta el número de respiraciones hay ansiedad y si disminuye indica que se está en calma. La práctica constante de la respiración fresquito-calorcito produce cambios en la persona. Se consiguen estados de conciencia extraordinarios.
En la vida lo importante es aprender cosas que nos enseñen a ser mejor persona y a vivir con calidad. Por tanto la práctica de fresquito-calorcito tiene un gran valor, pues nos ayuda a intimar con nosotros mismos, a interiorizar, sentir y valorar lo más precioso que tenemos: el aire. También nos permite ganar unos instantes antes de actuar o reaccionar, aportándonos calma y templanza para saber reaccionar ante las diferentes situaciones que nos presenta la vida cada día. Y esta respiración plena alcanza su total significado cuando podemos aplicarla a nuestra vida cotidiana. El Tai Chi que practicamos es la respiración fresquito-calorcito en movimiento, es decir, utilizamos la forma para practicar la respiración.